Cada cierto tiempo aparece en determinados periódico algún artículo relacionando directamente al herbicida Glifosato con un aumento de los casos de cáncer en zonas rurales de Argentina donde se cultiva soja de forma intensiva. Es algo recurrente que se repite cada poco, el mensaje se repite una y otra vez por los mismos medios y periodistas sin añadir ningún nuevo dato que lo avale y parece que está calando como algo cierto, pero si uno indaga un poco no parece serlo tanto.
A lo largo de los últimos años he leído algo sobre el Glifosato, en su mayoría los datos que aportan los grupos pro científicos y escépticos que ponen en duda esta relación Cáncer/Glifosato, ya que según los estudios que aportan, esta afirmación no tiene fundamento científico que lo respalde.
Con ello no quiero poner en duda las cifras que dan los médicos locales sobre el aumento en la tasa de incidencia del cáncer en estas zonas, lo que pongo en duda es si se está poniendo el foco donde se debe para que buscar el origen de esta tendencia.
Si hacemos caso a lo que narra este artículo publicado en Diario.es, las zonas rurales donde se está cultivando el maíz transgénico de forma intensiva, son zonas desfavorecidas con niveles de renta muy bajos. Hablan de viviendas junto a los campos de cultivos y fumigaciones sobre las propias viviendas.
Del uso, no solo de glifosato sino de otros muchos productos, sin unas mínimas medidas de seguridad. Por lo que cuentan en el propio artículo, en las zonas de las que habla, no se usan las EPIS personales de los trabajadores y no hay control alguno sobre las cantidades de producto que se están utilizando.
Siendo Diario.es un medio de izquierdas, la ausencia de estas reivindicaciones me resultan sorprendentes. La izquierda tradicional hacia de de la lucha de clases su bandera y de la defensa de los trabajadores su prioridad, pereciera que ahora son otras sus prioridades.
Cuando se sabe que en los campos europeos y norte americanos también se utiliza masivamente el glifosato, y no solo en los campos de cultivos intensivos. Desde que expiró la patente, dada su eficacia y que el precio ha caído, se utiliza en parques y jardines de todo el mundo sin que se hayan registrado tendencias similares a las que se dan en las mencionadas zonas rurales argentinas.
Desde mi punto de vista que se esté tratando de hacer responsable al glifosato refleja la victoria dentro de la izquierda de la tendencia posmodernista, la de las luchas quijotescas que busca gigantes imaginarios contra los que luchar y a los que les parece la defensa de las condiciones laborales algo obsoleto y del pasado.
Si estas tendencias ganaran la batalla al glifosato, tendríamos unos campos argentinos donde se seguiría fumigando sobre las viviendas, no glifosato pero si otros productos, seguiría sin haber el mínimo control tanto de las condiciones laborales como medioambientales y estoy seguro de que la enfermedad seguiría aumentando en estas zonas.