domingo, 28 de febrero de 2016

ADOLESCENTES AÚN






Sin duda una de las cosas que más perturba mis pensamientos es que en pleno siglo XXI, después del gran avance científico de los últimos dos siglos, sigan proliferando las pseudociencias y el pensamiento mágico, es algo que nunca dejará de sorprenderme. Que a día de hoy se sigan dando casos como el de Mario, un joven de 21 años que abandonó el tratamiento que ha demostrado salvar miles de vidas, para seguir otro sin ninguna evidencia que lo avale, nos debe llevar a pensar que algo nos ocurre como sociedad o más bien como especie.
El gran avance de la ciencia, que ha permitido al ser humano llegar a entender y desentrañar hasta límites hace nada inimaginables el funcionamiento del universo, no ha conseguido frenar el auge de las mal llamadas terapias alternativas, que ni son terapias ni alternativas a nada. Somos capaces de ver, detectar y analizar desde los eventos que ocurren en lugares a millones de años luz, hasta las interacciones de las partículas más elementales. Pero eso no impide que existan personas que hablen de fuerzas misteriosas que nadie ha medido o energías de amor universal, tratando de darle al universo una razón de ser.
Algunos, que seguro que saben más que yo, hablan de incultura científica, que la solución pasa por educar más en el pensamiento crítico y quizás tengan razón. Pero aunque seguramente sea en parte cierto y esto ayudaría mucho, yo sigo viendo físicos, médicos, ingenieros, químicos, biólogos, etc, personas con alta preparación, incluso en áreas científicas, ser usuarios y defensores de las pseudociencias.
Esto me lleva a pensar que quizás hay algo más, a lo mejor el ser humano no es lo suficientemente maduro aún, como si la humanidad en su conjunto fuera un adolescentes, con el tamaño y la fuerza de un adulto, pero sin la madurez suficiente como para manejar las herramientas que tiene a su alcance. Da la impresión de que el conocimiento nos hubiera cogido demasiado “jóvenes” y necesitáramos tiempo para ir madurando. Además esta reflexión es extrapolable a otros ámbitos, como el de las relaciones sociales o el de la política.
Seguramente dentro de dos o tres siglos la humanidad mire hacia atrás y se pregunte cómo era posible que esto ocurriera aún en este tiempo, que existiendo ya el método científico una gran herramienta ,que aunque imperfecta, es tremendamente útil para saber si una terapia produce un efecto o no, la gente siguiera confiando en aquello que después de cientos de años no hubiera conseguido mostrar evidencia de acción alguna.
Quien sabe, en el futuro la historia nos juzgará y espero que no salgamos muy bien parados, eso quizás signifique que el ser humano habrá por fin madurado.

viernes, 12 de febrero de 2016

POPULISMO CIENTÍFICO.

Hoy se ha confirmado una teoría que formuló hace 100 años un tal Albert Einstein. Si, hablo de las ondas gravitacionales. Pero yo no voy a profundizar en el tema, bastante tengo con hacerme creer a mí mismo que entiendo en qué consisten y cómo se han detectado.
En cambio voy a hablar de un comentario que un periodista ha realizado en una cadena de radio unas horas antes de la rueda de prensa. El periodista en cuestión ha dado a entender que quizás toda la expectación que se había creado entorno al anuncio era exagera. Que más allá de la importancia de los datos que fueran a hacerse públicos, cabía la posibilidad que todo respondiera más a un intento de la institución que gestiona y dirige el detector LIGO, para llamar la atención del gobierno estadounidense y sobretodo de la opinión pública, con el objetivo de obtener más fondos. Populismo científico lo ha llamado.Para ello se ha apoyado en algunos ejemplos de anuncios que la NASA ha realizado y que según ha defendido, también habían generado mucho expectación y luego no habían cumplido las expectativas. Podeis escuchar el audio aquí.

Más allá de que esto sea verdad y que la NASA se vea obligada en ocasiones a hacerse notar para que su presupuesto no siga cayendo en picado, como lleva sucediendo en los últimos años. Es habitual que ciertos sectores del pensamiento liberal, critiquen o pongan en duda la necesidad de que los estados gasten dinero de los contribuyentes en ciertas cosas, como por ejemplo en ciencia, aduciendo que el mercado se encargaría de forma "natural" de hacerlo, sin la necesidad de la intervención de estos.
En mi opinión esta es una afirmación muy atrevida y que no creo que se corresponda con la realidad. Sin la inversión de los estados hoy no tendríamos cosas como la constelación de satélites GPS, la estación espacial internacional (ISS), el colisionador de partículas de alta energía (CERN) o el propio LIGO que ha detectado las ondas gravitacionales. Tampoco hay que olvidar la carrera espacial, gracias a la cual tenemos hoy satélites meteorológicos, de comunicaciones, científicos etc. sin los que el mundo tecnológico en el que vivimos no sería posible y que también es fruto de la inversión pública. 

El CERN cuenta actualmente con 21 estados miembros, los cuales comparten la financiación.

La constelación GPS está constituida por 24 satélites y es propiedad del departamento de defensa de los Estados Unidos

En la ISS participan la NASA, la agencia rusa (FKA), la agencia europea (ESA), la japonesa (JAXA) y la canadiense (CSA)

El trabajo de LIGO está financiado por la Fundación Nacional de Ciencia, una agencia independiente del Gobierno estadounidense.


Grandes investigadores, sobre todo en ciencia básica, han realizado sus mayores descubrimientos en instituciones públicas. La ciencia básica, al no aporta en primera instancia ningún avance concreto no recibe tanta atención de las empresas e inversores privados como la ciencia aplicada, pero sin duda es la base de esta última, sin la cual los avances médicos y tecnológicos de los que hoy disfrutamos no hubieran llegado.
Desde Marie Curie, quien iba a pensar que los rayos X iba a resultar una revolución médica de tal magnitud, pasando por Pasteur que con su descubrimiento cambió la forma de ver y tratar la enfermedades infecciosas y sin olvidar al español Francisco J.M.Mojica, que durante sus investigaciones en la universidad pública de Alicante a finales de los años 90, logró identificar las secuencias repetidas de ADN que ha permitido desarrollar la tecnología CRISPR, una de las técnicas de medicina e ingeniería genética más prometedoras. Todas ellas son el resultado de investigaciones públicas con el unico objetivo de conocer mejor el mundo que nos rodea.

Si LIGO, la NASA o cualquier otra institución dedicada a la investigación científica, se ve en la necesidad de llamar la atención de la opinión pública para no dejar de recibir financiación, en mi humilde opinión no es populismo científico, es una señal de que no somos conscientes de la importancia directa que tiene la inversión en ciencia sobre nuestras vidas, para el avance de una sociedad mas justan y la sostenibilidad del ser humano en el planeta. No hay dinero público mejor invertido que el destinado a la educación y a la ciencia.